Después de la pausa del mes de agosto, tras un final de julio agitado algunos creen que el sol estival ha eliminado la palabra corrupción de la cabeza de todas y todos los españoles.

Volvemos al «nuevo curso político» con un presidente de Gobierno que tras haber tenido que intervenir en el Congreso de los Diputados, el órgano constitucional que representa al pueblo español, para hablar de la corrupción en el partido del que él es líder y su supuesta implicación en estos casos de corrupción piensa que mirando a otro lado y evitando el tema puede conseguir que desaparezca. Rajoy está como el niño que al ver una sombra cierra los ojos y se repite varias veces que no existe lo que ha visto y espera que al abrir lo ojos ya no esté. Lamentablemente para el presidente lo del niño es una mera sombra, lo que él intenta hacer desaparecer es una absoluta vergüenza.

Durante este verano, entre los libros que me he leído resalto el libro de ¿Para qué sirve realmente la ética? de la Profesora Adela Cortina. A lo mejor no estaría mal que los políticos y, sobre todo, los que tienen responsabilidad de gobierno leyeran de tanto en cuanto sobre el valor de la ética en la vida, en general, y en la vida política, en particular. La ética que no demuestran ni han demostrado los dirigentes políticos del partido popular y los de otros partidos con casos de corrupción abiertos hubiera servido (como en el mismo libro dice la Profesora Cortina) a «ayudar a construir una democracia auténtica, que sea gobierno del pueblo». Pues bien, la falta de ética en la política actual hace que la idea de democracia auténtica, esa idea de gobierno del pueblo en el que nos sentimos legítimamente representados, no exista, no hay confianza, no hay crédito en los que nos gobiernan porque no vemos en ellos las buenas conductas o actuaciones que debería de esperarse de ellos e incluso tan mala actuación ha provocado y provoca que algunas personas generalicen diciendo que todos los políticos son iguales o que la política no sirve para nada. Llegados a este punto ¿cómo puede sorprender los movimientos sociales alternativos (pacíficos), la desafección política o el descrédito a (esta) democracia?

Señor Rajoy por mucho que usted no quiera hablar, por mucho que cierre los ojos y se intente autoconvencer de que no pasó, la corrupción sigue estando. A diferencia del enigma del árbol aquí son muchos los que han estado presentes en la «caída del árbol». Son muchos los que talaron el árbol hasta hacerlo caer, son muchos los que se repartieron la madera que daba ese árbol y son muchos los que han intentado acallar el ruido de su caída. Por mucho que usted mire hacia el río, por mucho que su gente elimine los restos que prueban que el árbol fue expoliado, el árbol ha caído y sigue en el suelo. No deje que la solución a un problema muy grave de corrupción (el más grave en la historia de la democracia en España), la solución de un presidente, del presidente de todas y todos los españoles ante la corrupción sea: No hablar de la corrupción y eliminar las pruebas. Un comportamiento tan inmoral le deslegitima como presidente legítimamente elegido, el árbol ha caído, lo hemos visto y lo hemos oído caer, sabemos quien lo ha cortado y se está pudriendo, de usted depende como quede el bosque.

Mariano Rajoy ante el caso de corrupción Gürtel en una rueda de prensa rodeado por los suyos en 2009 se defiende diciendo que es una conspiración contra su partido. Tirar balones fuera.
Mariano Rajoy ante el caso de corrupción Gürtel en una rueda de prensa rodeado por los suyos en 2009 se defiende diciendo que es una conspiración contra su partido. Tirar balones fuera.

Son tiempos duros para la sociedad, hay familias que necesitan más que nunca el apoyo de un gobierno capaz y legitimado por sus actuaciones, no vale escudarse en el «no tengo alternativa», no vale escudarse en «los otros más» y no vale ser un irresponsable sobre las malas actuaciones llevadas a cabo. No está en juego la continuidad de su gobierno ni la victoria de su partido en una reelección, lo que está en juego es el Estado democrático y de bienestar que nunca pensaron nuestras abuelas y abuelos, al que aspiraban nuestras madres y padres y que nosotros queremos conservar y mejorar para nuestras hijas e hijos.

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